domingo, 11 mayo 2025
Por: Admin
Recientemente la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, en una decisión aleccionante que libró orden de captura contra los ex presidentes del Senado y la Cámara de Representantes : Iván Leonidas Name Vásquez y Andrés David Calle Aguas, pertenecientes a los partidos Verde y Liberal, respectivamente, afirmó categóricamente que debían ser detenidos para evitar que siguieran delinquiendo desde su poder en el Congreso, además de señalar que habían actuado de manera insensible al haber recibido dinero destinado para la atención de poblaciones vulnerables, considerándolos un verdadero peligro para la comunidad por la contundencia de las pruebas en su contra.
No podía ser más dramático y realista el fallo de la Corte, para retratar la tragedia en que se encuentra sumida nuestra sociedad por la actuación infame de unos congresistas que desgraciada mente son legión con muy contadas excepciones, que se hacen elegir financiados por carteles de todo pelaje para asaltar el presupuesto público representándose a sí mismos para enriquecerse ilícitamente con dineros que le pertenecen al pueblo, destinados a solucionar los gravísimos problemas sociales que padece desde hace más de 200 años, producto de esa depredación siniestra de la clase politiquera que no para en mientes para robarse los dineros de la atención de los más vulnerables como peligrosos delincuentes, como bien lo ha dicho la Corte.
Porque ha señalado igualmente la Corte, que eso fue precisamente lo que ocurrió con el escándalo de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Ungrd), donde de acuerdo a las pruebas se entregaron sumas de hasta $ 4.000 millones de pesos para que se aprobaran las reformas sociales del Gobierno del presidente Petro, que también hay que decirlo sin sectarismos, resultó metido en el carrusel de la plaga corruptora, cuando se había comprometido con un auténtico cambio, porque: tan culpable es el que peca por la paga, como el que paga por pecar. Lo más grave del escándalo es que no es el primero, y no será el último, mientras tengamos un sistema político electoral corrompido, hontanar de la podredumbre endémica que nos carcome sin remedio, mientras no se hagan reformas profundas que no hará nunca el Congreso contaminado, para raparle el manejo de las instituciones a estos filibusteros. Mientras tanto, celebramos que la Justicia esté actuando con rigor y celeridad contra esta plaga bíblica como lo ha hecho la Corte.
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